Con el hormigón como principal elemento de construcción, e incluso de decoración, la arquitectura brutalista fue el heredero del Movimiento Moderno de la mano del arquitecto suizo Le Corbusier, y que llegó a crear una gran tendencia en toda Europa y América.
El origen de su nombre parece que proviene de su estética y su impacto tan ‘brutal’, sin embargo, lo cierto es que el concepto viene del francés ‘béton brut’ que podría traducirse como hormigón en bruto, palabras que recogen más claramente la idea de este movimiento.
Grandes edificios de hormigón se construyeron en todo el mundo entre las décadas de 1950 y 1970, redibujando el skyline de muchas ciudades algunos de los cuales aún se mantienen más de medio siglo después, atrayendo el interés de arquitectos, viajeros y curiosos que se quedan embelesados viendo esa geometría tan rotunda. A continuación, conoceremos cinco de las más reconocidas en el mundo.
Los ejemplos más significativos de la arquitectura brutalista
Unité d’Habitation, Cité Radieuse, Marsella: quién mejor que el percusor de este movimiento para inaugurar esta lista, Le Corbusier. Ubicado en la ciudad de Marsella, este edicifio rectangular de 130 m de largo y 56 de alto, se eleva sobre pilares, cuenta con 337 apartamentos y un programa más extenso como tiendas, zonas deportivas, hotel… Influyó en infinidad de construcciones posteriores en Europa, además se construyó como un prototipo en el que se el arquitecto desarrolló sus teorías, siendo hoy una de las grandes obras de la arquitectura del siglo XX.
Biblioteca Geisel. San Diego (California): diseñada por el arquitecto William Pereira a finales de la década de 1960, se construyó una estructura de 8 pisos sobre un pedestal totalmente de hormigón y vidrio, que es todo un icono para los habitantes de la zona.
Habitat 67, Montreal: fue un joven y recién llegado arquitecto de origen israelí Moshe Safdie, quien planteó este proyecto habitacional con la idea de resolver los problemas de vivienda que existían en ese momento, reduciendo, al mismo tiempo, el impacto en el entorno, el cual presentó como tesis, denominado Habitat 67. Posteriormente, en 1967 y coincidiendo con la Exposición Universal, el proyecto vio la luz. Este edificio rompió esquemas, por su extravagante estética, a la vez de ser moderno y minimalista, y su propuesta de vivienda sostenible.
Boston City Hall, Boston: entre 1963 y 1968 Kallman McKinelll & Knowles construyeron este edificio de nueve plantas de hormigón que es una de las expresiones brutalistas más importantes de Estados unidos. A diferencia de otras obras, este se diseñó horizontalmente con la idea de ser continuación a los espacios públicos del exterior, permitiendo que el público se hiciera cargo de ese espacio. Desde su origen ha sido controvertido, pues algunos lo admiran mientras otros lo consideran un fiasco, y, a pesar de pedirse que se demoliera en 2006 por parte de la ciudad, unos activistas consiguieron que se le declarase lugar de especial interés.
Torres Blancas, Madrid: en España tenemos ejemplos de este estilo arquitectónico, y este es uno de los más significativos. Con 81 m de altura, Francisco Javier Sáenz de Oiza fue el encargado de desarrollarlo y de testarlo, pues vivió el resto de su vida en el edificio. A pesar de hacer referencia a dos torres, lo cierto es que es únicamente una con 23 plantas que se destinan a viviendas y oficinas, junto con la azotea y tres de acceso y sótanos. Otro error de su nombre es “blancas”, pues este no es el color que destaca en la torre al estar realizada de hormigón armado, el cual se encarga de la estructura del edificio, siendo la estructura vertical las paredes externas del edificio.