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El arquitecto que no pudo recoger el Pritzker: “El tiempo no espera, ni a los maestros”

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Estadio Olímpico de Munich

Estadio Olímpico de Munich

El pasado 9 de marzo se cumplió el octavo aniversario del fallecimiento del arquitecto alemán Frei Otto. Con una trayectoria profesional impecable fue uno de tantos arquitectos que fueron “olvidados”, y en este sentido el galardón del premio Pritzker se demoró excesivamente pues le llegó a sus casi 90 años, únicamente un par de semanas antes de su fallecimiento. A pesar de su avanzada edad, nadie esperaba este desenlace, por lo que 2015 se convirtió en un año atípico para los premios Pritzker pues, por primera vez en su historia, el ganador había fallecido antes de recibir este gran honor.

El comité Pritzker adelantó una semana su fallo destacando lo inusual de la situación, sin embargo, el arquitecto sí supo que había sido distinguido con este galardón, dado que miembros del jurado se lo comunicaron en su casa de Warmbronn (Alemania), días antes de su fallecimiento.

Frei Otto, arquitecto Pritzker

Visionario, utopista, ecologista, pionero de los materiales ligeros, protector de los recursos naturales y un colaborador generoso con arquitectos, ingenieros y biólogos, entre otros, puede considerarse un maestro algo olvidado, que haciendo alarde a su sencillez se declaró “un hombre feliz” cuando le comunicaron su premio, declarando humildemente: “Estoy ahora tan feliz de recibir este premio y quisiera agradecer al Jurado y la familia Pritzker. Nunca he hecho algo para obtener este premio. Mi motivación era diseñar nuevos tipos de edificios para ayudar a la gente pobre, especialmente después de desastres naturales y catástrofes… Tienen aquí a un hombre feliz “.

Nacido en Siegmar en 1925, hijo y nieto de escultores, Otto fue un arquitecto visionario, utópico, ecologista, buscando la protección de los recursos naturales y el primero en el uso de materiales ligeros. Pero lo más importante, fue un arquitecto al que le encantaba colaborar y ofrecer sus conocimientos a otros profesionales de distintas disciplinas con los que solía trabajar.

Sus grandes ideas, visionarias en la mayoría de los casos, fueron gratamente compartidas gracias a ese espíritu suyo de colaboración y su gran preocupación por el cuidado del medioambiente y de los recursos de la Tierra.   Preocupación que hizo que explorara técnicas de construcción de bajo consumo energético, presentando trabajos donde el arquitecto exponía estrategias medioambientales que hasta ese momento no habían sido ni siquiera consideradas por el público en general.

Ningún otro arquitecto, en la segunda mitad del siglo XX, proporcionó tantas ideas para la construcción como Frei Otto. Pionero en el uso de estructuras ligeras como tiendas de campañas o carpas, buscó la manera de aplicarlas a distintos usos tanto por sus características económicas como ecológicas.

En su extensa trayectoria y larga carrera profesional siempre buscó el trabajo colaborativo, creando equipos multidisciplinares, con filósofos, historiadores, naturalistas, ingenieros, biólogos.

Sus obras más destacadas son la cubierta del Estadio Olímpico de Munich, el Pabellón Alemán, Montreal, Canadá, el Pabellón de Japón, Hannover, Alemania, Diplomatic Club Heart Tent – Riad, Arabia Saudi…

Nunca perdió la esperanza de que la arquitectura fuera la herramienta con la que hacer un mundo mejor.  Y, una curiosidad, los paraguas para el tour de Pink Floyd en el año 1977 fue llevado a cabo por él mismo.


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